James Clifford: la etnografía como palimpsesto

1. Posmodernismo


En 1986 se publica Writing culture. The poetics and politics of ethnography, un volumen editado por James Clifford y Georges Marcus, que reúne las ponencias de un seminario mantenido en Santa Fe por un pequeño grupo de antropólogos dos años antes. También el mismo año se publica Anthropology as cultural critique. An experimental moment in the human sciences, libro del que comparten autoría George Marcus y Michael Fischer. 

Writing culture @ 25. Duke University - November 30, 2011

Estos dos trabajos ponen las bases de lo que se ha denominado la corriente posmoderna en antropología. El primero de ellos contiene algunos de los artículos más comentados y citados de esta corriente teórica, mientras que el segundo analiza la crisis de la representación en la antropología de esa época y apunta las tendencias (derivadas de la antropología interpretativa, las antropologías de la persona, el yo y las emociones, y la economía política histórico mundial) que parecía podían seguir los desarrollos futuros de una antropología experimental.

2. Alegoría etnográfica


Un buen ejemplo de las ideas de esta nueva corriente teórica es el artículo de James Clifford "Sobre la alegoría etnográfica", incluido en Writing culture. En este ensayo, Clifford afirma que

"Los textos etnográficos son inevitablemente alegóricos, y una aceptación seria de este hecho cambia las formas en que se pueden escribir y leer". 

Clifford, James. 1986, "On ethnographic alegory": 99.

Decir de un texto que es alegórico no significa otra cosa que afirmar que contiene más de un nivel de significado y, por consiguiente, es susceptible de distintas lecturas. Las narrativas son un ejemplo de texto alegórico. Una historia personal puede leerse y entenderse, además, como una declaración moral, ideológica, política e incluso cosmológica, si lo que nos transmite es una concepción del mundo. Lo habitual es que el lector mezcle los distintos niveles de significado al interpretar la narrativa.

Clifford señala al final de la primera nota a pie de página del artículo que se propone explicitar textualmente los diversos "segundos significados" de la alegoría etnográfica, algo que hasta entonces no había hecho la antropología. 

Para demostrar su tesis analiza el libro de Marjorie Shostak, Nisa: The life and words of a !Kung woman (1981). El ejemplar que elige Clifford para realizar su "estudio de caso" es un relato de vida que, como hemos indicado más arriba, puede considerarse un prototipo de texto alegórico. Los relatos de vida (o biografías, cuando pasan por un proceso extenso de validación y documentación) no son nada más que una porción de los textos etnográficos. Habría sido interesante verle analizar una monografía como The  dynamics of clanship among the Tallensi (1945) de Meyer Fortes.

Marjorie Shostak y Nisa (?), Desierto del Kalahari, Botswana.
Fuente: Anthro-Photo

3. Las "voces" de Nisa


Clifford piensa que no hay razones para privilegiar una lectura frente a las demás en textos alegóricos como las etnografías.

"Una etnografía científica normalmente establece un registro alegórico privilegiado que identifica como "teoría", "interpretación", o "explicación". Pero una vez que se reconocen como alegóricos todos los niveles de significación en el texto, incluyendo teorías e interpretaciones, se vuelve difícil ver uno de ellos como privilegiado, explicando el resto. Una vez que se elimina este anclaje, el establecimiento y puesta en valor de múltiples registros alegóricos, o "voces" se convierte en un área importante de atención para los escritores etnográficos".

Clifford, James. 1986, "Sobre la alegoría etnográfica": 103.

Identifica en la historia de vida de Nisa, escrita por Marjorie Shostack, tres registros alegóricos explícitos:

  • la autobiografía de una persona que forma parte de los !kung san, y en este sentido aporta conocimientos científicos acerca de esa cultura y de la naturaleza humana (la investigación de Shostak se enmarcó dentro del programa de investigación de cazadores-recolectores africanos diseñado por Washburn, DeVore y Lee)
  • la historia de vida de una mujer, a través de la cual se accede a las experiencias de lo que significa ser mujer
  • el relato de un encuentro etnográfico, un fábula de cooperación, entendimiento y hermanamiento ficticio.

"Nisa es, de esta manera, manifiestamente una alegoría de comprensión científica, operando a los niveles de descripción cultural y de búsqueda de los orígenes humanos. (…) Nisa es una alegoría feminista occidental, parte de la reinvención de la categoría general de "mujer" en los años 70 y 80. Nisa es una alegoría  de la etnografía, del contacto y la comprensión".

Clifford, James. 1986, "Sobre la alegoría etnográfica": 104.

Estas voces no son fáciles de separar y resultan a veces contradictorias.

Clifford observa muchas dificultades por parte de Shostak para enmarcar el relato personal de Nisa dentro de la interpretación más científica y generalizadora de la cultura de los !kung —un conflicto que no queda resuelto en el libro mediante los comentarios introductorios en las quince secciones temáticas, que tipifican y buscan contextualizar el discurso autobiográfico de Nisa.

Clifford nos recuerda que las vidas no tienen forma narrativa y que el relato de vida de Nisa es producto de una decisión tomada por Shostak para transformar diálogos en un discurso autobiográfico. Para ello, Shostak ha tenido que intervenir activamente en su producción, no sólo induciendo el discurso y dirigiéndolo, sino editándolo siguiendo las convenciones de la alegoría biográfica.

El relato de Nisa es producto de una colaboración entre Shostak y Nisa, fruto de un encuentro etnográfico, pero éste no puede entenderse en los términos positivistas de la dicotomía sujeto-objeto de estudio. Según Clifford, Shostak construye una alegoría feminista, acorde con la época. Esta alegoría confiere valor a los aspectos subjetivos de la investigación, a la vez que trata de despertar en las mujeres una conciencia feminista mostrándoles el carácter compartido de las experiencias femeninas.

Marjorie Shostak y Nisa (?). Desierto del Kalahari, Botswana.
Fuente: Anthro-Photo

Una vez que el proceso etnográfico pasa a ser visto como un conjunto de relaciones dialógicas históricas, el intento de crear una ciencia de lo humano que vaya de lo concreto a lo general, y viceversa, se torna inverosímil. El relato etnográfico pierde la exclusividad de su autoridad y se convierte en un relato entre otros, una voz entre voces dentro de un mismo texto. La representación transcultural entra, de este modo, en crisis.

4. Pastoral etnográfica

En teoría, los procesos alegóricos deberían estar abiertos a una multiplicación de interpretaciones sin fin. Sin embargo, según Clifford, cada momento histórico ofrece a los lectores de una comunidad un conjunto limitado de alegorías canónicas para leer textos. Estas estructuras de significado demarcadas históricamente actúan poniendo límites a la libre interpretación. En el caso de la etnografía, Clifford considera que una de estas estructuras es lo que denomina la "pastoral etnográfica", una alegoría occidental de redención. 

Una de las formas que toma esta alegoría es la apropiación de los datos etnográficos para la construcción de representaciones alocrónicas [que niegan la contemporaneidad de los representados y quien lleva a cabo la representación, situándolos en tiempos distintos (Fabian 2002: 31 y ss.)] de sociedades y culturas prístinas. La amenaza de desaparición de la "sociedad primitiva" ha convertido la escritura etnográfica, según Clifford, en una forma de redención alegórica. Los textos etnográficos son vistos como un ejercicio de salvación de esas culturas en peligro de extinción.

"Se asume que la otra sociedad es débil y "necesita" ser representada por un extranjero (y que lo importante es su pasado, no el presente o el futuro). Quien registra e interpreta la costumbre frágil es custodio de una esencia, testimonio irrebatible de su autenticidad. (Más aun, puesto de la "verdadera" cultura ha desaparecido para siempre, la versión salvada no puede ser refutada fácilmente".

Clifford, James. 1986, "Sobre la alegoría etnográfica": 113.

En la medida en que la etnografía sea entendida como inscripción, y no como transcripción o diálogo, señala Clifford, no podrá escapar de la alegoría de la salvación.

La misma alegoría se repite en la tradición occidental de la pastoral, que ve el pasado (rural, primitivo, de la infancia) como un lugar en el que todavía eran posibles unas relaciones sociales auténticas y "naturales", contraponiéndolo a la perturbadora fragmentación de las relaciones sociales de la vida urbana.

Las sociedades estudiadas tradicionalmente por la antropología y la manera de hacerlo —mediante el trabajo de campo etnográfico y produciendo como resultado monografías— han favorecido esta codificación pastoral, y las consecuencias políticas que tiene esta manera de ver a los otros. Una obra clave para entender cómo han operado este tipo de estructuras de significación en la construcción de las etnografías durante el siglo XX y su recepción por parte de la sociedades de origen de los antropólogos y las antropólogas es el libro de Johannes Fabian, Time and the other (1983).

Para Clifford (1986: 115) una cosa está clara:

"La etnografía traduce la experiencia en texto".

Puede hacerlo mediante un informe realista de las experiencias no escritas de una persona o grupo; puede ser resultado de la observación, la interpretación o el diálogo; puede adquirir una forma dialógica, reproduciendo literalmente la forma y contenido de las conversaciones mantenidas; puede incluir una o múltiples voces; puede retratar una cultura como un todo aislado o sujeto a procesos históricos; puede incluir la narrativa de su descubrimiento; pero la etnografía siempre será experiencia escrita. Esto es algo que ya había señalado anteriormente Geertz al explicar que la etnografía son descripciones densas (textos). Para Clifford esta forma de ver la etnografía continúa atrapada, si no en el contenido al menos en la forma, por la alegoría pastoral.

Hoy en día los antropólogos y las antropólogas se encuentran en su trabajo de campo con textos, entre los cuales se encuentran muchas veces las inscripciones culturales que la antropología ha ido produciendo a lo largo de su historia. Cuando preguntan a sus informantes por rituales, mitos, costumbres, expresiones verbales, etc., estos a veces les responden remitiéndoles a las páginas de los textos que anteriormente escribieron otros antropólogos y antropólogas. Todos los informantes leen y escriben, a veces incluso textos antropológicos.

Alguien podría pensar que hubo un tiempo pasado en que algunos fenómenos culturales todavía no habían sido inscritos en textos y, por tanto, podían ser traducidos y preservados en escritos (notas de campo, transcripciones de entrevistas, monografías, etc.). Sin embargo cualquier historiador de la antropología sabe que esto no es cierto. Cuando los antropólogos empezaron a realizar estudios intensivos de pueblos indígenas a comienzos del siglo pasado lo primero que encontraban y consultaban eran descripciones, muchas veces escritas, de estos pueblos (que habían realizado antes misioneros, viajeros, administradores, autoridades locales e, incluso,  de otros etnógrafos), pero solían ocultarlas, desacreditarlas o marginarlas en sus propios informes. El campo no se consideraba un lugar lleno de textos, y por consiguiente era tarea de la antropología escribirlos para preservar esas culturas en el archivo.

Todavía se puede ir más allá. Si entendemos la "escritura" en un sentido amplio, como una forma de registro que permite archivar experiencias, podríamos incluir dentro de ella los rituales, las ceremonias, los bailes y juegos, las narrativas, la literatura oral, etc. —un planteamiento no muy distante de la idea de Geertz de que la cultura son textos.  

Todo esto plantea, según Clifford, preguntas cruciales sobre la autoridad (y autoría) de los textos etnográficos:

"¿Quién escribe, de hecho, un mito que es recitado a una grabadora o copiado para llegar a formar parte de los notas de campo? ¿Quién escribe (en el sentido de ir más allá de la transcripción) una interpretación de una costumbre producida a través de conversaciones intensas con un colaborador competente nativo?"

Clifford, James. 1986, "Sobre la alegoría etnográfica": 118.

La manera en que Occidente ha tratado de relatar el paso de la oralidad a la escritura se ajusta, según Clifford, a la alegoría pastoral:

  • el mundo estaba dividido en el pasado en sociedades literarias y preliterarias (sin escritura y sin historia)
  • la escritura etnográfica facilitó el tránsito entre estos dos tipos de sociedad (al igual que lo hicieron otro tipo de encuentros coloniales)
  • cuando las culturas indígenas pasaron a ser etnografía (texto) perdieron su esencia y se desvirtuaron
  • al salvar las culturas indígenas en textos etnográficos se convirtieron en formas de vida pasadas.

Para Clifford, la manera de escapar de la alegoría pastoral y sus consecuencias no es evitar la alegoría, sino abrir la puerta a otras alegorías diferentes.

Clifford termina su ensayo recapitulando algunas de sus conclusiones:

  • No hay forma de separar los hechos de las alegorías en los informes culturales.
  • Los significados de una etnografía no se pueden controlar. Las posibles lecturas son, en teoría, ilimitadas. Sin embargo, el contexto histórico suele constreñir y limitar las posibles interpretaciones o lecturas.
  • El reconocimiento del carácter alegórico de los textos etnográficos descubre que estos textos tienen dimensiones éticas y políticas, que deben ser puestas de manifiesto y no ocultadas.
  • El texto etnográfico es un palimpsesto, en el que se superponen relatos: los que cuentan los informantes y traducen los antropólogos, los que escriben los etnógrafos, etc.
  • El reconocimiento del sentido alegórico de las etnografías debe hacer que los escritores y lectores de este tipo de textos afronten y asuman las responsabilidades de la construcción de los otros y de ellos mismos a través de los otros.

N!ai, the story of a !Kung woman (John Marshall, 1980)

5. Referencias


Lectura obligatoria

  • Clifford, James. 1991 [1986] "Sobre la alegoría etnográfica", 151-182. En Clifford, James y Georges Marcus (eds.), Retóricas de la antropología. Gijón: Júcar.

Se recomienda leer el texto en la versión original, ya que la traducción es confusa y a veces ininteligible.

  • Clifford, James 1986. "On ethnographic alegory", 98-121. En Clifford, James y Georges Marcus (eds.), Writing culture. The poetics and politics of ethnography. Berkeley y Los Angeles, California: University of California Press.

Películas

  • N!ai, the Story of a !Kung Woman (John Marshall, 1980)
  • Oh, What a blow that phantom gave me! (John Bishop y Harald Prins, 2003)

Lecturas complementarias

  • Shostak, Marjorie. 1981. Nisa. The life and words of a !Kung woman. Cambridge, Massachussets: Harvard University Press.
  • Fabian, Johannes. 2002 [1983]. Time and the other. How anthropology makes its object. New York: Columbia University Press.

Lecturas recomendadas

  • Clifford, James. 1995. [1983] "Sobre la autoridad etnográfica", 39-77. En Dilemas de la cultura. Antropología, literatura y arte en la perspectiva posmoderna. Barcelona: Gedisa.
  • Marcus, E. George y Cushman, Dick E. 2008 [1982]. "Las etnografías como textos", 171-213. En Reynoso, Carlos (comp.), El surgimiento de la antropología posmoderna. Barcelona: Gedisa.
  • Marcus, E George y Michael J. Fischer. 2000 [1986]. La antropología como crítica cultural. Un momento experimental en las ciencias humanas. Buenos Aires: Amorrortu.